Lágrimas y gasolina; algunos pasajeros derrumbados y otros temblando; el chofer haciendo la ruta más larga, sin más contratiempos y la esposa con el canguro y el chaleco, sucios de sangre y mocos, llora y sigue llorando.
-Para qué corre tanto -criticamos sobándonos los golpes.
Viene la ambulancia y en la confusión un fulano se acerca a la cobradora recién enviudada.
-le di diez soles, se acuerda, ¿mi vuelto?
La mujer le llora céntimos y soles sin pensar en el inoportuno que le increpa:
-me cambia esta moneda, esta chancada.
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