Con
dificultad presiono las cuerdas de la guitarra para formar con la gimnasia de
mis dedos la clave de una nota difícil para el principiante. Suavemente
desciende mi diestra como un abanico, nacen sonidos que se esparcen por la
habitación y comienzo con torpeza una canción triste; una de esas canciones
cuyos hacedores convencieron al llanto, la desesperación, la locura y a la
misma muerte para que se conviertan en música y canto…
BOLERO EN EL
CEMENTERIO
La
necrofilia es el tema central del bolero cuya letra procede del poema del mismo
nombre. El autor de los versos es el sacerdote venezolano Carlos Borges que se
alejó de las virtudes celestiales para aferrarse a la carne amada con macabro
resultado: “Ató con cintas los desnudos huesos, el yerto cráneo coronó de
flores, la horrible boca llenó de besos”.
POR QUÉ
SE FUE, POR QUÉ MURIÓ…
En
los sesenta Cesar Ichikawa, en medio de dos centelleantes bailarinas gogó,
cantaba la historia de la chica que falleció en los brazos de su novio tras
sufrir un accidente de tránsito. “El último beso” consolidó al grupo nuevaolero
“Los Doltons”. La canción que por momentos parece una plegaria fue escrita por
el músico norteamericano Wayne Cochran en 1962.
“Al
verme lloró, me dijo amor, allá te espero donde está el señor”. En la víspera
de la navidad de 1961 una simpática adolescente iba a su primera fiesta junto a
su enamorado y otros amigos, la densa neblina impedía ver la pista y el
automóvil que iba a una velocidad imprudente se estrelló contra un camión.
Wayne vivía cerca de la carretera y escuchó el impacto. Al llegar al escenario
de la colisión encontró a un hombre que ayudaba a retirar el cuerpo destrozado
de Jeannette Clark, la muchacha de “Last Kiss”.
LA NIÑA Y EL PROFESOR
La
niña es y seguirá siendo María García Granados y conoció a Martí cuando el
poeta llegó a la capital guatemalteca para ejercer la docencia. Ella se enamoró
de su profesor; mas él estaba comprometido con el amor de su vida, Carmen
Zayas, con la que retorna casado posteriormente. A María se le rompe el corazón
al verlos y días después fallece de tuberculosis o como entonces se llamaba a
la enfermedad: mal de amores.
“Se
entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor, dicen que murió de frío yo
sé que murió de amor” escucho mientras intento reflexionar sobre mis apuntes
pero solo pienso en José Martí acariciando el rizo que le obsequió María García
Granados y la fotografía donde ella escribió: tu niña, Guatemala.
UNA DE PERALES
Giro
la rueda de la radio y doy con una de las emisoras que se encargan de
brindarnos nostalgia con la denominada música
del recuerdo. Las baladas se apropian de la voluntad de taxistas,
oficinistas, ambulantes, enfermeras y los hacen cantar, susurrar o silbar la
melódica tristeza. Comienza José luís Perales disculpándose por sortear su
habitual repertorio romántico y continúa su “Pequeño Marinero” que el cantautor
dedica a un niño que pereció ahogado en el pantano de Entrepeñas en España
cuando hacía navegar un velero de juguete. “Y en la playa una mujer de luto,
lloraba por la vida que no dio fruto”.
A RITMO DE TRAGEDIA
En
septiembre de 1996 falleció la cantante de cumbia, Miriam Alejandra Bianchi o
Gilda. Un camión arrolló el bus en el que viajaba la artista y junto a la intérprete
de “No me arrepiento de este amor” murieron su madre e hija. Sobre el asfalto quedaron
los cuerpos, fierros y el cassette con los temas del siguiente disco. La letra
de “No es mi despedida” fue arreglada por Gilda el día anterior del accidente
para convertirlo, sin imaginarlo, en presagio de su tragedia: “Quisiera no
decir adiós, pero debo marcharme, no llores por favor no llores, porque vas a
matarme”. Desde entonces y a diario los fans visitan la tumba de Gilda en el
cementerio de Chacarita en Argentina para pedirle milagros a la que bautizaron
como la santa de la música tropical.
EL BACILO, LA LUNA Y
EL MAR
Cada
vez que oía “Caraluna” me animaba su estribillo radiante “Mientras siga viendo
tu cara en la cara de la luna, mientras siga escuchando tu voz” luego supe que
el ex Bacilos, Jorge Villamizar, había escarbado en su corazón hasta profanar
un recuerdo y escribir aquello que por su cadencia nos confunde. “Tu huella el
mar se la llevó, pero la luna sigue ahí, pero esa luna es mi condena…” Le
inspiró la trágica historia de su novia que se ahogó en la mar de una playa
ecuatoriana.
CRIMEN Y LOCURA
MELODÍAS DE MUERTE
El
salsero Tito Nieves evoca a su hijo, muerto por el cáncer a los huesos, en la
canción “Fabricando Fantasías”. Beto Cuevas le regala “Más allá” a la fan que
se suicidó por temor a nunca conocer al entonces vocalista de “La Ley”. Antes
de los Fabulosos Cadillacs, Vicentico, con diecisiete años elaboró “Basta de
llamarme así” luego de haber visto morir a su hermana Tamara por sobredosis...
Voy
a la caza de más canciones con esqueletos, telarañas y brumas entre las líneas
de sus pentagramas, para leer los armónicos epitafios, romper la podrida madera
de sus misterios y ver a los habitantes de esos féretros sonoros. Yo recorro el
último arpegio, mis dedos están resentidos y amoratados, el sonido aún
permanece en el aire, confuso, ingrávido e inasible como un fantasma.
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