jueves, 24 de abril de 2014

Otro

Cuando llueve ella sale con su paraguas, tirita en la esquina y espera. Esta noche otro fulano llega al mismo semáforo, disimula su urgencia y ella le indica con un dedo la calle de enfrente. Él persigue el signo de aquella cintura hasta donde la ciudad se desmorona, bajo una farola titilante ella se detiene, se vuelve y desarma el paraguas como siempre. Puede decirse que la mujer le enseña su turgente intimidad. Un borracho escucha el grito, las putas se ensombrecen y un perro apelmazado aúlla, pero solo él mira a la bella anónima, observa su cara pálida y pulida y rápido comprende que pronto él tampoco tendrá ojos, nariz ni boca. 

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